177 Cómo arruinar tu empresa con BIM I

177 Cómo arruinar tu empresa con BIM I

Hoy nos ponemos en modo apocalipsis BIM y os traemos un episodio que podría titularse «Cómo arruinar tu empresa con BIM», vale, sí, se titula así. Porque sí, amigos, aunque nos vendan BIM como la panacea, también es el camino más rápido al desastre si lo usas sin cabeza. Y como aquí nos gusta el drama, hemos hecho una lista de las mejores formas de convertir BIM en BAM y luego en BOOM. Si lo haces mal, prepárate para vivir bajo un puente o, peor aún, acabar dos metros bajo tierra.

Sin rumbo y con miedo: la receta del desastre

Lo primero que tienes que hacer para sabotear tu empresa es no tener un plan. Si adoptas BIM solo porque está de moda o porque lo exige el contrato, pero sin una estrategia clara, prepárate para un caos monumental. Sin metas bien definidas y sin una hoja de ruta, BIM se convierte en un gasto innecesario que solo sirve para generar confusión y discusiones de pasillo. No tener un plan es como navegar sin brújula: tarde o temprano acabarás estrellándote contra las rocas y descubriendo cómo arruinar tu empresa con BIM.

Si a esto le sumamos la resistencia al cambio, el cóctel explosivo está servido. Como nos contó Javier Recuenco, cuando una empresa alcanza cierto tamaño, su único objetivo es sobrevivir. Lo nuevo asusta y lo que asusta se rechaza. Y si no gestionas bien ese rechazo, la transición a BIM se convertirá en una guerra civil dentro de la oficina. Aquí entra en juego la famosa metodología SCARF, de la que nos habló Jonatan López: si tocas demasiado el status, la certidumbre, la autonomía, las relaciones o la justicia en el equipo, estás condenado al fracaso. Spoiler: lo más probable es que lo hagas.

BIM y formación: la dupla que puede arruinarte (o salvarte)

Vamos con otro gran clásico: pensar que BIM es solo comprar software. Error. Implementar BIM implica una inversión en software, hardware, consultorías, formación y café para aguantar las reuniones eternas de coordinación. Si no haces un análisis financiero serio, los costos ocultos pueden devorarte. Y lo peor es que te darás cuenta demasiado tarde, cuando ya hayas hipotecado hasta la cafetera de la oficina.

Pero incluso si sobrevives al golpe financiero, otro gran error es descuidar la formación del equipo. ¿El camino más rápido para descubrir cómo arruinar tu empresa con BIM? Fácil: no formes bien a tu gente. O mejor aún, mándalos a hacer un cursillo de Revit 26 y dalo por solucionado. Si el equipo no sabe modelar correctamente, no entiende los procesos y no sabe usar las herramientas de forma eficiente, los errores se multiplicarán, las entregas se retrasarán y el desastre estará garantizado. Así que si la formación no está en tus prioridades, ve buscando otro sector en el que trabajar.

Interoperabilidad: el arte de no entenderse

Y para rematar, un problema que todos hemos sufrido: la interoperabilidad. Si quieres maximizar el caos, usa un software diferente en cada fase del proyecto, sin preocuparte de la compatibilidad entre ellos. Luego, cambia de versión a mitad del proceso para hacerlo aún más divertido. Los errores se acumularán, los plazos se alargarán y la única solución viable será encender una vela y rezar a San IFC. O, si prefieres, hacerte una tortilla de omeprazoles y asumir que la digestión de este problema será lenta y dolorosa.

Reflexión final: BIM bien o BIM fuera

Si algo nos queda claro es que BIM es una herramienta poderosa, pero solo si se usa con cabeza. Sin estrategia, sin formación y sin una gestión adecuada del cambio, el resultado es un desastre garantizado. Así que la pregunta no es si BIM funciona o no, sino si tú estás preparado para hacerlo funcionar. Y si no lo estás… bueno, siempre puedes montar un chiringuito en la playa.